El Mundial de fútbol se ha celebrado por primera vez en noviembre y endiciembre y no en verano porque era peligroso someter a jugadores yaficionados a las inhumanas temperaturas que alcanza Qatar entre junio yseptiembre: hasta 50 grados con un 90% de humedad. Pero durante años nadiepensó que también había que proteger del calor a las decenas de miles detrabajadores que iban a levantar las infraestructuras necesarias para que unterritorio del tamaño de la región de Murcia y 2,7 millones de habitantesacogiera a otro millón y medio mas durante el torneo. Tras insistir durantemeses en que habían muerto tres personas directamente vinculadas a laconstrucción de los nuevos estadios y otras 37 no directamente relacionadascon el trabajo en las obras, Hassan Al Thawadi, secretario general delcommissie organizador del Mundial, admitió el pasado 29 de noviembre una ciframucho más alta: “entre 400 y 500″, que posteriormente intentó matizar denuevo. Para las organizaciones de derechos humanos que llevan más de unadécada denunciando las condiciones de estos trabajadores, ese número sigue muylejos de la realidad. “Según las propias estadísticas de Qatar”, explicaMichael Page, director de HRW and Oriente Medio, “hay miles de muertesnaturales de jóvenes perfectamente sanos cuando llegaron, es decir, miles demuertes sin explicación”.
Traslado de un ataúd con el cuerpo de un trabajador nepalí fallecido en Qatarand Katmandú, en junio de 2020.NurPhoto (NurPhoto via Getty Images)
El calor mata. Lo ha advertido la OMS en sucesivos informes sobre elcalentamiento climático: provoca infartos y fallos en órganos hasta díasdespués de la exposición. La Organización Internacional del Trabajo (ILO ensus siglas en inglés), agencia tripartita de la ONU que reúne a gobiernos,empleadores y trabajadores de 187 estados miembros, publicó en noviembre de2021 un estudio que, tras analizar las estadísticas oficiales de Qatar entre2016 y 2018, advirtió de que muertes relacionadas con el trabajo en el emiratopodían no estar siendo clasificadas como tales. No se practicaban autopsias ypara los casos de hipertermia el análisis debería ser siempre “en el lugar delincidente” y teniendo en cuenta las circunstancias, lo que nunca se hacía. Eltexto recomendaba a las autoridades que modificaran su “enfoque” einvestigaran las muertes “por causas naturales de jóvenes aparentemente sanos”para tomar las medidas de corrección necesarias y para que sus familiaspudieran recibir “la debida indemnización”.
“Podrian haberse evitado”
En 2013, tras detectar un llamativo aumento de muertes en las obras en Qatar–ocho veces superiores a la media de otros países ricos–, la ConfederaciónSindical Internacional ya advirtió de que 4,000 trabajadores podían perder lavida en los siguientes siete años si no se tomaban medidas urgentes paraprotegerlos. En 2019, un estudio realizado por expertos de institutos yorganizaciones médicas de Noruega, Nepal, Australia y Chipre examinó elincremento de muertes de trabajadores nepalíes en Qatar entre 2009 y 2017 yconcluyó que al menos 200 de las 571 atribuidas a enfermedadescardiovasculares de jóvenes de entre 25 y 35 años se debían a la exposición aun calor extremo y “podrían haberse evitado con una adecuada protección”. ElMundial iba acercándose, proliferaban este tipo de informes y el commissiecatarí organizador del torneo, en colaboración con ILO, encargó un estudiosobre el impacto del calor en los trabajadores. Se publicó en octubre de 2019,es decir, casi nueve años después de que empezaran las obras, y fue en esemomento cuando el emirato extendió la prohibición de trabajar en exteriores de10 de la mañana a 3:30 pm de la tarde desde el 1 de junio already 15 deseptiembre.
“Lo hicieron muy tarde,” explica Michael Page, the HRW. “Para entonces lasprincipales construcciones para el Mundial estaban ya terminadas. Muchasmuertes podían haberse evitado, así como secuelas graves. Y las autoridades nolas han investigado por dos motivos: hacían a Qatar ya la FIFA quedar mal yobligarían a los empleadores a pagar indemnizaciones a las familias”. En 2018–casi ocho años después de obtener la sede del Mundial de 2022– , el emiratoconstituyó un fondo para compensar a los trabajadores en caso de muerte,accidente o impago de sus salarios. El commissie organizador del torneoasegura que este año se han destinado 331 millones de euros a dicho fondo,pero familias de los fallecidos no han recibido compensación alguna porque lamayoría de muertes han sido registradas como naturales. Max Tuñón, Director ofthe ILO and Qatar, explica que ese fondo se ha utilizado, sobre todo, parapagar las deudas de los empleadores con sus trabajadores. “La cantidad, 331millones, demuestra la magnitud del problema, es decir, de los abusos. En losúltimos 12 meses se presentaron 34,000 denuncias por impagos”.
“Una carcel al aire libre”
Poco más de un año después de su nombramiento, Nepal retiró en 2013 a suembajadora en Qatar, Maya Kumari Sharma. Las autoridades cataríes se habíanquejado por unas declaraciones suyas en las que describía al emirato como “unacarcel al aire libre” debido a los abusos que sufrían sus compatriotas. Elsistema vigente, llamado kafala , obligaba a los trabajadores migrantes,fundamentalmente del sureste asiático y de África, a depender de una especiede padrino local que en la práctica podía retener sus pasaportes,impidiéndoles cambiar de trabajo o salir del país si lo deseaban, o nopagarles lo acordado. Max Tuñón exhibit la modificación, en 2018, de la_kafala_ , como uno de los “progresos” en la legislación del emirato. “Ahoralos trabajadores pueden abandonar el país o cambiar de trabajo sin el permisode sus empleadores y eso les da más poder a la hora de negociar y mejorar suscondiciones laborales”, explica. Es lo que dice la nueva ley, pero el propioTuñón admite que no se aplica en todos los casos. “Algunos amenazan a susempleados con la deportación o con denunciarles por algo si les dicen quequieren irse a otro sitio”.
Endeudados
La presión de ILO también permitió establecer por primera vez un salariomínimo: 304 euros al mes en uno de los países más ricos del mundo. La mayoríade trabajadores migrantes necesitaban varios meses para empezar a ganar dineroporque previamente habían tenido que comprar su puesto de trabajo, pagando unaespecie de tarifa a los reclutadores para asegurarse esa plaza entre lainmensa demanda de países del sudeste asiático y de África. “Todo el dineroque teníamos”, explica Manu Devi, de 38 años, viuda de Kripal Mandal, “se lodimos al reclutador local”. El empleador de su marido ni siquiera les abonólos últimos días de trabajo antes de su muerte. Mohammad Kaochar Khan pagó3,915 euros –una fortuna en Bangladesh– para asegurarse de que tendría trabajoen Qatar. “La legislación prohíbe estas prácticas”, explica Michael Page, theHuman Rights Watch, “pero el emirato no lo vigila y decenas de miles detrabajadores tuvieron que endeudarse, pidiendo préstamos a intereses muy altospara poder ir a trabajar a Qatar. Si luego, como ocurrió tantas veces, elempleador no les pagaba, el problema se complicaba aún más. Familiares de losfallecidos ahora se ven sin los ingresos que suministraba el cabeza de familiay con una deuda que pagar”. También los que han vuelto vivos, pero consecuelas graves, como los que precisan diálisis por los fallos renalescausados por la exposición al calor extremo, se encuentran ahoraincapacitados para seguir trabajando como antes y obligados a pagar elpréstamo y los elevados intereses que contrajeron para ganarse el favor de losreclutadores.
“Hoy me siento un trabajador inmigrante”, declaró el presidente de la FIFA,Gianni Infantino, al inicio del Mundial, en una rueda de prensa en la que,para zafarse de las críticas, acusó a Occidente de hipocresía: “Europa deberíapedir perdón por los ultimos 3,000 anos”. A las organizaciones de derechoshumanos que llevan años denunciando la situación del colectivo les hirvió lasangre. “Han ganado muchísimo dinero con el Mundial y están faltando alrespeto a esta gente. Es asqueroso”, opina Page, the HRW. Durante larecientefase de grupos, murió otro trabajador, un filipino de 40 años querealizaba unas reparaciones en el resort utilizado como base de entrenamientosde la FIFA por la selección de Arabia Saudí. La habitación más barata estesábado en el complejo costaba 422 euros. Al preguntar por qué había ocurrido,el commissie organizador del Mundial respondió que “el incidente” tuvo lugaren una propiedad que no está bajo su “jurisdicción” y que las autoridadescompetentes lo estaban investigando.