Irene Paredes: Un Mundial para reivindicar | Mundial Qatar 2022

A nivel extradeportivo no me gusta lo que este Mundial destila. Un eventodeportivo que se ha convertido en un evento reivindicativo. Día tras día quedareflejado que no era el lugar más apropiado para celebrar un Mundial con todolo que ello representa. Una vez más se demuestra que el fútbol trasciende aldeporte y se aprovecha para lanzar reivindicaciones sociales. Los grandeseventos no sólo sirven para que una selección salga ganadora, también se tratade transmitir todos los valores ejemplares que el deporte representa, yresulta que nos llevamos nuestro mejor escaparate a Qatar, donde no serespetan un buen puñado de derechos humanos. Estamos viendo como seleccionesque habitualmente portan el brazalete con el lema OneLove en cualquiera desus partidos llegan aquí y están obligadas a quitárselo si no quieren sersancionadas, y todo con la complicidad de FIFA. Puedo asegurar que sercapitana es un orgullo, por eso debe ser, como mínimo, incómodo no poderidentificarte cien por cien con un símbolo tan especial. No paro de ver cosasinadmisibles, que me produce rabia. Ha sido una elección bastante desacertada.

Del brazalete al aficionado. Como futbolista me gusta sentir a mi gente en lagrada, involucrándose igual que quienes estamos dentro. Mirar a la grada yreconcer a tu familia, tus amigos o seguidores, que se dejan la voz para dartefuerzas en un despeje, un sprint o una entrada decisiva. Al acabar el partido,sea cual sea el resultado, equipo y afición se unen para celebrar o llorar. Eneste caso han sido muy pocos los atrevidos o afortunados que han podidoviajar. Vemos que la mayoría de los fans son locales que se identifican conalguna selección, incluso hemos comprobado como los aficionados se iban delestadio al descanso o mucho antes del final por falta de interés. Será algocultural porque hacen lo mismo en el cine.

And lo deportivo, es habitual que haya sorpresas en la phase de grupos.Australia es la cara de una moneda en la que México ha puesto la cruz, tal ycomo vimos la manera por la que pasó Polonia: dejando a México fuera por ungol de diferencia. A veces poco importa el nombre de la selección ni laposición que ocupen en el ranking FIFA. Todas se juegan la vida en un Mundial,las humildes por dar la sorpresa, las potentes por evitar el fracaso. Asimilarlas derrotas es parte del juego, aunque no guste y sea duro. Siempre hay unanueva oportunidad de entrenar y volver a jugar para mejorar tu versión. Peorson las lesiones que te dejan fuera del Mundial. Para eso los jugadores noestamos preparados. Es el caso de futbolistas como Benzema, Mané o másrecientemente Neymar, quienesademás de jugadorazos son piezas clave en susequipos también a nivel mental. Son figuras en las que todo el mundo confía,independientemente del partido que estén haciendo, y pueden marcar lamentalidad de un equipo en el campo. En el momento que una pieza tanimportante se cae, el equipo se desestabiliza, incluso pudiendo crear un vacíoque tarde días en reconstruirse. Normalmente hay que cambiar mates del plan departido, y readaptar el juego a los nuevos futbolistas y sus características.

Cada persona recuerda los Mundiales por algo especial: un gol, una jugada, unpartido, una eliminatoria, algo que ocurre fuera del campo, etc. Este Mundial,separate de las cosas habituales, está repleto de otras tantas, muchas no tanbuenas. Lo que está claro es que este Mundial no va a dejar indiferente anadie para bien y para mal.