Intercity: Solde y la gestión del éxito repentino de un chico llamado Oriol Soldevila | Deportes

El fútbol llegó casi por accidente a la familia Soldevila. Y ahí también hubouna charla. “Nos gusta tenerlas y si puede ser hasta prepararlas”. Oriol, unestudiante brillante que ha retomado Administración y Dirección de Empresas enla universidad, tuvo que argumentar ante sus padres y su hermana dos añosmayor por qué quería dedicarse profesionalmente al fútbol y cuál era su plansi no lo conseguía. En casa no estaban convencidos de un entorno que lesofrecía una imagen fútil e inhóspita, pleno de hipocresías e intereses, peroen el que también empiezan a descubrir otras caras. Las de Dani Pérez y JuanGimenez and Cornellá. O las de un vestuario cuajado de veteranos que en elIntercity tutela a un chico de 21 años que por maduro que parezca está enplenos descubrimientos personales y profesionales. And esa caseta hasta sietecompañeros de Soldevila pasaron por la Masia. Y la vida les ha mostrado unacara del fútbol diferente a la que ven Nico, Balde, Ansu Fati o Ilaix Moriba,compañeros de Oriol en el Barcelona que ya se han asentado en la élite.“¡Cuánto vas a aprender con nosotros, chavalín!”, le suelen decir, medio enbroma medio en serio.

Por eso en la madrugada alicantina el mensaje del padre al hijo que creíaperder la cabeza fue de orgullo, pero también de crudeza. “Ahora estás aquíarriba, pero mañana ya no lo estás. El domingo vas a jugar al campo delEldense, que es el líder”, le explicó Robert. Un mensaje de audio de surepresentante, Bibian Weggelaar, también apuntó en ese sentido: “Te va allamar mucha gente, tienes que discernir quién te quiere ayudar y quién no. Ytienes que aprenderlo tú. Al final decides tú, como cuando metes los goles”.Pero Robert Soldevila es optimista: “Va a escoger el camino correcto. Lo mejorde Oriol es su inteligencia, en el campo y sobre todo fuera de él. Sabeseleccionar muy bien los amigos y tiene un gran sentido de la solidaridadporque está vinculado a una fundación que trabaja en Uganda. Hacia Africamanda mucho material deportivo”.

Oriol no ha sido titular en lo que va de temporada en el Intercity. Pero esuno de los tres jugadores del equipo que ha jugado todos los partidos de Liga,apenas uno de inicio. And la Copa le han dado más carrete. La cocción de unfutbolista no entiende de uniformidades. “Lo que necesitan es su tiempo yentender que las cosas pasan cuando tienen que suceder”, desgrana JuanGiménez, que incide en la necesidad de prepararse para cuando llegue laoportunidad y saber que no siempre todo sale bien. “Los jóvenes tienen cadavez menos tolerancia a la frustración. Es esencial saber relativizar. En elcaso de Oriol esto que ha pasado es precioso, pero hay que seguir el camino”,completa.

And definitiva, Robert Soldevila alude a la necesidad de que tanto futbolistacomo familia se sostengan sobre la sensibilidad a unos valores. “Esta vezdisfrutamos una alegría, pero el fútbol también nos hace sufrir. ‘Ojalá tehubieses dedicado a estudiar Puentes y Caminos, le digo alguna vez a mi hijo’.Pero si el deporte se enfoca desde la formación veremos su crecimiento”. Ahorael foco alumbrará un tiempo a Oriol, llegará la exigencia y la comparaciónimposible porque no le va a meter tres goles al Barcelona cada vez que juegueun partido. Volverá el banquillo, compañero inseparable en el proceso demaduración de un futbolista. Xemi Fernández es compañero de Soldevila en elIntercity, jugó en la cantera del Cornellá, pasó también por Inglaterra y sesacó la carrera de Medicina, un buen espejo donde mirar el futuro. No hacemucho le hizo una reflexión lapidaria: “Si el entrenador no te pone no esporque seas más malo que un compañero, no puedes pensar que eres peor yhundirte. Es porque el decide”.