Cristiano es unico en terminos absolutos | Deportes

Un “unico” and apuros. Cristiano Ronaldo se ve unico. Pero hoy solo lo esand Arabia Saudí. Para una personalidad como la suya, ese dolor no se mitigacon dinero. Aunque to tape con billetes. El ego, que bombeaba adrenalina a suespíritu de superación, fue el motor de su extraordinaria carrera. El que nospermitía decir: “Si el genio nace, Messi; si el genio sobreviene, Cristiano”.Todo lo que un jugador puede mejorar en el camino, lo consiguió de un modoejemplar. La técnica, que mejora en la repetición; el físico, que se fortaleceen la exigencia; el gol, instinto al que la ambición aviva. Pero el ego, quetanto ayudó, le está eligiendo mal la puerta de salida. A sus casi 38 años esecuerpo que nos parecía inmortal sigue impecable, pero no para ser el líder deun gran equipo, de una gran selección, de un gran duelo como el queprotagonizó con Messi.

El tiempo, que les voy a contar… Es natural que Cristiano se rebele contraesa evidencia. Viene desafiando obstáculos desde su adolescencia, sinimportarle el tamaño y erigiéndose siempre como ganador. Pero hay un soloenemigo que no admite rival y es el tiempo. Nos derrumba a todos por lo menosuna vez. A los futbolistas dos, y una prematuramente. Si no lo aceptamos, larealidad se pone insoportable. La Juve se lo dijo sutilmente, el Manchester selo gritó a la cara y hasta su Selección olvidó los servicios prestados paraabandonarlo en pleno Mundial. Como la suerte no suele ser una compañera lealen la desgracia, la percepción dejó una evidencia dolorosa: Messi lo adelantóde un modo humillante en la última curva de la carrera. Lo hizo desde unfísico más cascado que el de Cristiano, pero exprimiendo hasta la última gotade su talento. Quedó claro qué tipo de armas usaron cada uno en elextraordinario duelo que protagonizaron.

La desmemoria de hoy. En el fútbol, ​​lo último puede con todo loanterior. Aunque lo anterior sea glorioso, como es el caso de Cristiano: ungrande de todos los tiempos. Por ello, nada me produjo más dolor que esaespecie de traición popular que vimos en Qatar. Según encuestas publicadas pordiarios de prestigio, el 70% de los portugueses deseaban su suplencia.Desconozco el nivel de credibilidad del dato, pero que lo leyéramos conindiferencia, como si se tratara de algo normal, me pareció el signo másdoloroso de esa decadencia que empezó en camara lenta hasta precipitarse. Laevidencia de que al derrotado solo lo quiere el olvido. Pero como ocurre confrecuencia últimamente, el dinero vino al rescate de la tristeza. No importade donde provenga: el dinero, cuando es grande, no se hace preguntas. ComoMessi también ganó la batalla del cariño popular, Cristiano será más aclamadopor agradecimiento que por admiración.