Mundial Qatar 2022: Todo o nada | Mundial Qatar 2022

Me tratas, Tu Excelencia, con razón y sin ella, de deprimido y triste. Y, parasostenerlo, me apareas con un par de portugueses que nunca nadie pensó enemparejar: Ronaldo que, como dices, juega –y vive– para su espejo, y Pessoa,que lo temía o detestaba tanto que se pasó la vida tratando de ser otro. Yohoy estoy más cerca de Pessoa que de Cristiano: preferiría ser otro, no esteque debe contestarte sin muchos argumentos.

Me endilgas tu tristeza y me compeles a consolarte de ella. No seré yo, noseré yo, no seré yo, ansioso como estoy de que mañana tu desazón alcanceabismos insondables. Para eso están los amigos, amigo mío: para permitir quelos que quieres lleguen hasta el fondo y, desde allí, resurjan impetuosos,chispeantes de renovados brios. O quizá no, pero ya sabes: tu tristeza demañana será mi alegría. A veces pasa, y no encuentro el modo de disimularlo.

La tristeza de hoy, en cambio, tiene que ver, me dices, con un descubrimiento:que el Gran Capitán Leo Messi no era puro fútbol, ​​mero fútbol, ​​alguien aquien nada más le importa nada, sino un señor capaz de vender cara su cara auna de las peores dictaduras del planeta. Signo de los tiempos: desde que loescribí tantos me han dicho “y qué, si le dan buena plata…” ¿Cómo fue queconseguimos llegar a esta simplificación extrema y adaptarnos a vivir en ella?¿A una religión planetaria con un único dios que todos adoramos, tan huérfanade ateos?

Las explicaciones son, si acaso, politicas, y creo que hacía tiempo que lapolítica no estaba tan presente en un Mundial: denuncias, brazaletes, bozales,las condenas. ¿Será porque está tan ausente de donde debería? ¿O será lapercepción errada de un grupito extraviado, unos pocos a los que nos importanestas tonterías? Un ejemplo menor – muy menor – sería el gran Neymar. Estejueves, en un partido entretenido, Serbia siguió el ejemplo argentino-alemán:el subcampeón anterior consiguió perder con el sexto, en otro atentado contralas jerarquías. (¿Recuerdas aquel cantito de Mayo del 68 que decía, enfrancés, que “la jerarquía/ es como los estantes/ cuanto más altos/ menossirven”? Lo estamos demostrando.)

Pero bueno, Neymar. Ya sabes que salió de la cancha con un tobillo regordete,desconchado, y sabes también que había prometido que dedicaría su primer golal futuro expresidente autoritario machista militarista puaj de su país, elmortal Bolso Naro. ¿Esa promesa/amenaza alcanza para desear que su tobillo lodeje en dique seco hasta las fiestas? Ah, ¿querías hacer un gol bolsofacho?Pues mira, ya no puedes. Si lo dijéramos, ¿qué estaríamos diciendo, que es eljusto castigo por su toma de posición horripilante o que su líder es yeta omufa o gafe? ¿O, en realidad, justificaríamos so pretexto de ética la alegríaenvidiosa de que no siga mejorando a Brasil, el enemigo sempiterno? ¿Para esotambién usamos la política? ¿Nos alegra que el adversario sea medio facho comoa nuestros adversarios seguramente los alegre ver a Messi venderse a lospeores, así tenemos razones “nobles” para descalificarlos?

Todo esto para decirte que admiro y denuncio tu voltereta dialéctica alrespecto: ahora, el impensable triunfo mexicano de mañana se justificaríaporque el muy Messi entregó su imagen a unos asesinos, peores aún que Bolso. Yque aún así, dices, a los mexicanos les daría pena dejarlo fuera. Porquemañana, lo sabemos, la Argentina se la juega a cara o cruz, a vida o muerte, atodo o nada. (Cómo nos gustan esas situaciones en que todo parece decidirsedefinitivamente. Es uno de los grandes atributos del fútbol. En la vida esosmomentos son muy raros: en general, los procesos dan efectos mezclados y unono termina de saber si lo que le pasó le conviene del todo: cuál es elresultado.Algo puede ser bueno para tal, malo para cual, indiferente para estoo lo otro.En el fútbol, ​​en cambio, el resultado es uno y está claro: operdiste o ganaste o empataste. Es uno de sus grandes atractivos: en un mundoconfuso ofrece un refugio de claridad bien definida. Simplifica.)

Pero no te preocupes: ese triunfo no sucederá. Si, lo sé, es la granoportunidad mexica para vengar la historia. Nunca la historia nos importa másque cuando conseguimos leerla como una acumulación de agravios que alguna vezcastigaremos. Tú y tus compatriotas ya tienen suficientes: ni recuerdo lacantidad de veces que los dejamos fuera. Como en muchos de los mejoresrelatos, la historia general se puede condensar en una historia individual: lade Rogelio Funes Mori, mendocino Treintañero que juega de nueve, a quien no lefue bien en la Argentina, emigró, le fue mejor en México y ahora juega en suselección y sueña con hacer un gol mañana –que va a festejar, dice, “con ungrito alocado” – para vengarse del país que lo despreció. Cualquier parecidocon nuestras relaciones futbolísticas nacionales no es mera coincidencia.