Messi en el Mundial de Qatar: Fahad es feliz | Deportes

Y claro, había una parte de esa felicidad que venía de ver a Messi levantarese trofeo dorado con una sonrisa que no le cabía en el rostro y elevando susbrazos tan alto que Nasser, su padre, decía que había visto el trofeo desde elbalcón de su casa. Y me decía Fahad que no entendía el jaleo que habíamosorganizado por el resto del mundo por la presencia del besht, la túnica quesimboliza para ellos la máxima dignidad en el país. Yo he intentado explicarleque a nosotros, en el viejo mundo del viejo fútbol nos gusta ver la camisetadel equipo que se proclama campeón y que esa foto es la que suele llenar unaparte de la historia de nuestro fútbol. También le he contado que hay marcasque pagan mucho por hacerse con esas camisetas y que no les suele gustar sertapadas el día más histórico de esos equipos nacionales. Me ha mirado sinentender como los intereses comerciales estaban por encima de los símbolos delpoder y tampoco he intentado seguir explicando que, tal vez, toda la Copa delMundo había sido un excelente ejercicio comercial y de imagen.

Pero toda la felicidad de mi joven amigo no era solo por lo de Messi, sino quese sentía contento de haber contribuido a ese evento que ya había entendidoque volaba por todos los continentes y que juntaba a todos los talentos a tirode piedra de su casa, de forma que podía ver en acción todo aquello que susentrenadores intentaban explicarle y que él no acababa de ver en los partidosde su Liga.

Además, tiene Fahad la convicción, su padre tiene mucho que ver con ello, deque este Mundial ha hecho que mucha gente les conozca en directo y que hanvuelto a sus países convencidos de que por Qatar las cosas pueden y debenmejorar pero que tampoco están tan mal como les habían pintado antes delinicio de la Copa. Ya le he contado que tampoco espere mucho de esa parte denuestra cultura ya que en cuanto volviéramos todos a nuestros países tambiénvolveríamos a verlos con nuestras miradas europeas tan diversas de surealidad.

Entonces Fahad ha mirado a su padre como pidiéndole permiso para decir lo quetenían en su cabeza, y me ha soltado: “Pues llévame a Bilbao a pasar un mes yasí aprendo a veros desde cerca ya ver a mi país, Qatar, desde la distance”.He tenido que coger aire, medir mis palabras y buscar la salida menosdolorosa: “Fahad, nosotros entramos en periodo de Navidad y esos días son dereuniones familiares y ritos cristianos que, tal vez, no sabrías entender”.

Pero mi amigo se ha sonreído, yo creo que se esperaba mi respuesta, y me hadicho mirándome a los ojos. “Si vosotros habéis tenido que venir hasta aquípara adaptaros a lo nuestro y así entender un poco más de nuestra cultura, meimagino que eso también valdrá para mí y mi aprendizaje. Además, yo me adaptofenomenal a vuestras costumbres y me dejo regalar todo lo que se os ocurra”.