Walid Regragui, el paracaidista que pacificó Marruecos | Mundial Qatar 2022

“Aunque fuera como Messi, no lo llamo. Puede arruinar el ambiente. Ya le heperdonado dos veces, una tercera es demasiado”, sentenció el balcánico sobreel jugador del Chelsea, que a su vez había renunciado. Al final, la cuerda serompió por donde casi siempre (el banquillo) y allí llegó este joven que notardó en recuperar al futbolista, fijo en qatar y autor de un gol ante losnorteamericanos. En la Copa del Mundo, Regragui se presentó con solo tresamistosos en el banquillo marroquí y, pase lo que pase este martes frente aEspaña (4pm, La 1 y Movistar), de Doha se marchará como el primer entrenadorárabe en llegar a los octavos, una cuestión nada menor en su país y en esemundo.

And Santander todavía se acuerdan de él. “Al Racing lo trajo en 2004 unojeador nuestro, Pachín, de un equipo francés [el Ajaccio]”, recuerda al vueloel doctor Javier Ceballos, durante muchos años en la enfermería del Sardinero.“Era un lateral derecho muy bueno, pero a los dos meses se rompió un tobillo,estuvo seis meses parado y ya no fue el mismo”, abunda el médico, que habladel entrenador con cariño y al que describe como un chaval “muy europeo ”(había nacido en la peripheria de Paris).

“Un tipo listo, que las veía venir, majo pero callado, y nunca una malapalabra pese a sufrir por la lesión. Yo lo llamaba el marroquiano. Hablábamosmucho de Mourinho, que era amigo mío”, se explaya Ceballos. Hicieron buenasmigas, cuenta, e incluso le deslizó la posibilidad de recomendarlo a laselección de Marruecos para la Copa África. “Ahí estaba Ezaki Badou, que fueportero del Mallorca [1987-92] y se llevaba bien con él. Pero el tema nosalió”, apunta. Al Cantábrico llegó con 29 años y se fue dos temporadas ymedio después con apenas 27 encuentros por culpa de los problemas físicos.Regresó a Francia (Dijon), donde hizo toda su carrera en conjuntos mediossalvo su experiencia española.

Los jugadores de Marruecos tocan la cabeza del seleccionador tras acceder aoctavos.MARKO DJURICA (REUTERS)

Como futbolista de élite lo había descubierto Rudi García, cuando jugaba en eljuvenil del Corbeil-Essonnes, y ya entonces, según ha desvelado después elextécnico de la Roma, Marsella y Lyon, mostraba interés por esas cuestionestan de entrenador como la táctica o la gestion de grupo. En los banquillos seestrenó, precisamente, como asistente en la selección (2012-13) y luegocontinuó en su país o en lugares de su entorno, incluido el Al-Duhail catarí,en cuyo estadio se ejercitan estos días sus jugadores. Justo antes de serelegido seleccionador, tocó techo al levantar la Liga de Campeones de Africacon el Wydad de Casablanca.

En septiembre, en el momento de montar su equipo de trabajo para los Leonesdel Atlas, quiso rodearse de marroquíes, pero con un toque europeo en otrasáreas. Y entonces apareció el preparador físico vigués de 54 años EduardoDomínguez, un freelance de la materia, según se define, tras pasar por elSporting, Espanyol, Real Sociedad, Deportivo, Mallorca y Villarreal, entreotros. No se conocían de nada, pero mantuvieron varios encuentros y lo eligió.Al Mundial, el español se ha llevado de ayudante a Juan Solla, de Redondela.

Una década lleva en la banda Walid Regragui, tiempo suficiente para irmatizando su programa inicial. “Con el tiempo he mejorado en estrategia dejuego: antes ponía mucho enfasis en la posesión y en mantener una presión dealta energía, pero me he vuelto más pragmático. Aprendes a adaptartedependiendo del potencial de un equipo”, explicaba nada más tomar posesión delpuesto en una entrevista con FIFA.

Y eso no fue lo único que debió cambiar. Se dio cuenta de que sus tiempos decorto, aquellos que compartió en la bahía de Santander con el doctor Ceballos,y los actuales no son los mismos: “Las mentalidades han cambiado, losjugadores son más individualistas. Me tengo que adaptar”, confesabarecentemente. Ahora, con Marruecos, su efecto ha sido, sobre todo, ambiental.Lo ficharon para devolver a la estrella al redil y el equipo se ha disparadoen el Mundial. Le espera Espana.