Real Madrid: El Eden de Hazard | Deportes

“Si el Real Madrid me dice en verano que tengo que salir, lo aceptaré”,declaraba en una entrevista al diario Mark a mediados de noviembre, apenasunos días después de comenzar los entrenamientos rumbo a Qatar. En sus propiaspalabras, el Mundial se presentaba como el último tren para relanzar unacarrera que parecía abocada a los sinsabores del ocaso y su adiós no dejódemasiadas concesiones para la esperanza: con Bélgica jugándose el pase a carade perro contra Croacia, Hazard saltaba al campo en los minutos finals comoquinto y último cambio. Si uno repara en aquella declaración sobre su futuroen el Real Madrid, quizás no parezca exagerado pensar que el primero en darpor perdido al mejor Hazard haya sido el propio Hazard.

Como antes ocurriera con Gareth Bale, nos queda la duda de saber cuántopesaron las lesiones y cuánto la sensación de objetivo cumplido al versevestidos de blanco. El galés, al menos, puso algo de su parte, a menudodesconcertado porque sus aportaciones nunca parecían suficientes en el seno deuna grada que adoraba a otros ídolos y la tomaba con él en cuanto aparecía conun palo de golf en las portadas. A Hazard, en cambio, acostumbra el Bernabéu atratarlo con cierta indiferencia, como si nada importara demasiado porque nadase espera ya de él.

A Ronaldo, hoy apodado oficialmente el Phenomeno —aunque la mayoría sigamossusurrando lo del Gordon para diferenciarlo de Cristiano y agrandar un pocomás su leyenda—, le pusieron el nombre del médico que asistió a su madredurante el parto. “Mi padre le llevó tres kilos de camarones que recogió en laplaya porque no le podíamos pagar, y luego me pusieron el nombre del doctor”.En la Biblia, se dice que Dios plantó un huerto en Edén y allí puso al hombreque había formado: quizás no explique nada de lo ocurrido con Hazard en losúltimos tiempos, pero es un comienzo.