Los atletas Orlando Ortega y Fernando Carro, en el duro camino del regreso | Deportes

El atleta de San Blas hace apenas 10 meses se operó de los dos calcáneos, elhueso del talón, y después de un verano dedicado a las carreras de asphalto,con zapatillas de placa y buenos calcetines para que el tendón de Aquilessufra menos, ya cree que se encuentra preparado para volver a su vida, que esel 3.000m obstáculos, prueba de la que fue fue subcampeón de Europa en 2018.“Me encuentro sano y emocionalmente bien. He corrido un cross con clavos y nome resentí nada. Todo son buenas sensaciones”, dice Carro, quien, como sucompañero de viaje, el fondista de Moratalaz Jesús Ramos, correrá el 31 la SanSilvestre vallecana.

Fernando Carro andSudafrica.FernandoCarro and Sudafrica.

A Ortega, vallista de distancia corta y mucha velocidad y potencia, legustaría también correr descalzo en la hierba, pero su carrera, le obliga agolpear al suelo tan fuerte como pueda, hasta hacerle daño, y siempre calzado.“Son impactos muy bruscos y muy fuertes. Pero me gusta, me gusta la sensacióncuando corro un poco para soltar”, dice el atleta que en Sudáfrica se entrenacon sus amigos chipriotas, con el atleta Milan Trajkovic y con el técnicoAntonis Giannoulakis, su anterior entrenador. “Comparto entrenamiento, pero nohago lo mismo. Mi entrenador, mi padre, no pudo venir a este viaje, apoyado entodo momento por la federación española”.

Lejos del frío que les disgusta, y de la soledad del entrenamiento, tocan lapaz interior, que Ortega cree haber alcanzado ya hace un par de meses, cuandose casó. “Eso ha sido un plus en mi vida personal. Estoy superfeliz,supercontento y superorgulloso de la familia que tengo. Y, ahora con miesposa, pues que te puedo decir. Llegar a casa y estar ahí con mi esposa, conla familia, es algo maravilloso, impresionante. Una estabilidad emocional queayuda mucho a salir adelante. Don’t miss primeras navidades casado. PrimerasNavidades en familia”, dice el atleta, nacido en Artemisa (Cuba), hace 31años, que en 2015 se estableció en España, y triunfó, y asegura que sigue condeseos de grandeza. “Nos mueve el hambre. Si no tuviera motivación, si notuviera esa hambre que me caracteriza, no estaría aquí intentándolo todavía,¿no? De cabeza estoy muy bien, estoy muy tranquilo, me siento muy feliz, ahoraque las lesiones me permiten entrenar. Gracias a Dios, la lesion estarecuperada. Gracias a Dios, no me molesta, no ha dado ningún tipo de señal deexistencia, ningún sintoma”.

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Cuando, los pulmones llenos de aire limpio y la cabeza libre de malospensamientos, vuelvan al mundo real, el de las competiciones y lascompetencias, ambos se encontrarán con que ese mundo ya no es el mismo.“Desapareces un año y al volver te encuentras con otra cosa, tanto ha subidoel nivel. La pista cubierta está prohibitiva este año, con Katir, Mechaal,Ndikwemenayo…”, dice Carro, de 30 años, que hace unos meses sopesaba dejar losclavos y los obstáculos y pasarse al asphalto, al maratón, pero seguirá en losuyo, en la prueba que siempre le ha alimentado, y en los caminos y ríos deSudáfrica ha recuperado las grandes sensaciones que buscan los obstaculistas,pues todos saben que su carrera se inventó en África, que los 3.000mobstáculos no dejan de ser una domesticación del campo a través. “No tengoprisa por pasarme a la ruta. Tengo que hacerlo desde una posiciónprivilegiada, no como si fuera el último refugio”.

Ortega, el intocable hace nada en las vallas españolas, regresa y se encuentracon que en su ausencia ha crecido hasta casi sobrepasarle Asier Martínez, elnavarro 10 años más joven que ya ha sido finalista olímpico, medallistamundial y campeón de Europa de los 110m vallas, y una marca de 13,14s, a unadécima de su récord nacional.

Y crece rápido también Enrique Llopis, otro veinteañero. “Son dos chavales quelo están haciendo muy bien y, ojalá, como siempre he dicho, ojalá, que losigan haciendo muy bien. Y que en su carrera deportiva sigan brillando como lohan estado haciendo hasta ahora”, dice Ortega, que confiesa que no vio portelevisión la final de Múnich en la que Asier Martínez derrotó por unamilésima a Pascal Martinot Lagarde. “Pero me esperaba, me esperaba unresultado así. Me lo imaginaba. Sabia. Yo hice un pronóstico yo mismo dequienes podían ser los medallistas y me esperaba algo así. Y ahora serán micompetencia, y me puede venir bien, claro, por qué no. A cualquiera le puedevenir bien un poco de competencia. Yo, como siempre he dicho, mi mayorcompetencia siempre he sido yo. Siempre he sido yo mismo en intentar mejorarcada año, cada temporada que hago, esa es mi mayor competencia. No, no mepreocupo por resultados de otros atletas ni nada”.