Retrato de Tariku Novales, maratoniano y artista | Deportes

Tariku fue adoptado por una pareja gallega a los seis años. “Pero no volví,quizás pensaba que no estaba preparado para volver, hasta hace un par de años,y entonces era más que nada una necesidad. Necesitaba volver, rellenar loshuecos de mi vida, reencontrarme con mis raíces”, cuenta la esperanza españoladel maratón, 2h 7m 18s a los 24 años, en Valencia, hace tres semanas. “Desdeque me fui de mi país, en 2004, no había tenido contacto con mis raíces. Mefui en Navidades y hasta pasé el fin de año en el aire… La idea fue irme unasemana y una mochila, solo, a ver lo que encontraba, y me quedé seis. Despuésde mucho tiempo pensándolo, un día dejé de dudar, y fui. Fui encontrandoinformación sobre mi vida hasta los seis años. Fue una reconexión con misraíces. Volví reforzado personalmente, aunque fue una experiencia dura. Recibíinformación de mis padres biológicos, conocí a mucha gente cercana, meconfronté con mis recuerdos de niño de antes de cumplir seis años, recuerdos,supongo, adulterados. Confirmé lo que quería saber y saber lo que me faltaba,rellenar muchos huecos. Fue complicado y necesario. Necesitaba llenar esoshuecos de mi vida. Yo no nací con seis años en España, aunque fuera lo quepareciera. El viaje fue un gran salto de madurez. Volví con la sensación deque tenía otro sitio al que llamar casa. Y las lesiones que tenía siempredesaparecieron, se curaron”.

Novales, de niño en Etiopía en una imagen de sus redes sociales.

A su casa etíope regresó este otoño, en octubre, para terminar de preparar enaltura, con su familia de allá, sus amigos, su gran debut en Valencia, la granprueba, la carrera que le diría qué es. “Sabía que tenía cualidades yfacilidad para correr, pero después hay un paso, el plasmarlo. Tengo sueñosmuy ambiciosos, y objetivos, y esto son pasos hacia esos sueños y ambiciones”,dice. “Igual que antes de Valencia no me ponía marcas ni objetivos quesuperar, tampoco ahora me pongo techo. Llegaré hasta donde mi cuerpo y mispiernas y mi salud y mis entrenamientos me lleven”.

Como escribe la poesía de Jenaro Talens, quien cuando le presentan como poetay atleta, velocista español de 10,5s los 100m en los años 60, precisa, como ledijo Paco Brines que era, “no soy poeta y velocista, sino velocista y poeta,por ese orden”, quizás también el violonchelo se toque con las tripas. Quizáslas manos de Yo-Yo Ma que manejan el arco que frota las cuatro cuerdas y laspulsan cuando se enfrenta a las suites de Bach a solas, un ejercicio de 2h y10m de duración, una maratón canónica, también las muevan las bacterias de susintestinos, tan abundantes, y, como el maratoniano, el músico acaba agotado,como si el esfuerzo físico y mental exigido le vaciara totalmente, las tripastambién.

“Bueno, la verdad es que nunca me había parado a pensar en ello, en compararel violonchelo con el maratón. Al fin y al cabo, la de Valencia fue mi’primer’ maratón [antes, había corrido, lesionado y en baja forma el deMadrid, un entrenamiento más que nada] y esos pensamientos imagino que tesalen cuando ya llevas unos cuantos y puedes hacer comparaciones”, diceNovales, y descubre otra de sus necesidades, la de interpretar música. “Elviolonchelo y el maratón sobre todo exigen mucha concentración. Es uno de losdetalles que he notado, lo fundido que te deja también a nivel mental en elpostmaratón”.

Tambien habla del dolor. Del dolor de dedos, de los tendones de la mano. Decomo su mejor maratón lo corrió cojo, lesionado, de como días después anda aúncon muletas. “Se ha cabreado el dolor por meterle un maratón cuando llevabados semanas avisándome”, dice, y sonríe.

Cuando vuelve con su familia a su casa de Noia, junto a la ría, en A Coruña,Novales siempre desea volver a tocar el violonchelo, el instrumento queestudió ocho años en el conservatorio. Es una lucha imposible que le lleva ala rabia ya la frustración, pero que no le desespera, no le derrota. “Intentotocarlo como si el tiempo no hubiera pasado. No me contento con intentar algosimple, fácil, sino que me esfuerzo en tocar las cosas complicadas que tocabaantes, y desafino, y me salen chirridos, y estoy cinco minutos, me frustro ylo dejo, y vuelvo al poco, y estoy un poco más, y me vuelvo a frustrar”, dice.“Los dedos tenen memoria, saben dónde ponerse, qué cuerdas pulsar y como moverel arco que las frota. Eso es importante. Y también lo es que me doy cuenta decuándo algo suena mal, de qué hago mal, y no pararé hasta que suene bien”.

En Madrid, en la residencia Blume, donde vivía hasta el pasado verano, y dondesigue entrenándose con Juan del Campo y Luismi Berlanas, o en Guadalajara,donde vive ahora con otros grandes atletas, con sus amigos Héctor Santos yJordan Díaz, Novales no tiene violonchelo, pero tiene rap y graba vídeos paraYouTube y canta con su voz suave y rima en consonante. Es tambien su vida.

Novales, a la derecha, posa con unos amigos durante un entrenamiento enEtiopía, en una imagen deInstagram.Novales,a la derecha, posa con unos amigos durante un entrenamiento en Etiopía, en unaimagen de Instagram.

“Antes que nada, más que nada, soy maratoniano”, dice. “Mi objetivo principaly alrededor del que quiero que gire mi vida es el de lograr lo máximo en estedeporte, pero desde pequeño llené mi vida con muchas actividades, tengo másinquietudes”.

Habla de su vida y brota un volcán de inquietudes. No solo estudióviolonchelo. Con su familia iba siempre a conciertos, exposiciones, teatro,cine, todo eso. Lee mucho, escribe, estudió un año bachillerato artístico. Ysu curiosidad por conocerlo todo se multiplica por sus ganas de cultivars, decaptarlo todo. “Tengo facilidad para escribir y para expresarme. El rap mellamo la atención siempre. Me gusta como expresión completa, me gusta mucho lamanera de expresarse así, y escribirlo no se me da mal. Lo guardaba todo encarpetillas que durante la cuarentena volví a abrir, y de ahí grabé elYouTube”, dice el maratoniano, zoomer del 98 y, a pesar de ello, paciente.“Y no renuncio a nada. La vida no es solo deporte, no tiene que estar todorelacionado con el deporte. Hay mas cosas que hacer. Yo solo quiero ser yomismo, con todo lo que conlleva, y sin limits. Encasillarte en algo te limitamucho”. A la basura las fronteras, Tariku Novales, zoomer un _zoomer_existentialista.