Alberto Ginés, primer oro olímpico en escalada: “Le tengo un poco de manía a la medalla” | El Montanista | Deportes

Ginés se hizo con el oro el 5 de agosto de 2021, a la edad de 18 años. Pero uncampeón olímpico, por prematuro que resulte, no se cocina a la carrera: en sucaso, el cacereño contaba trece años de edad cuando se anunció el estreno dela escalada como nueva disciplina olímpica y decidió mudarse al Centro de AltoRendimiento de Sant Cugat pensando más en los próximos Juegos de París que enlos de Tokio 2020. Todo, sin embargo, sufrió una aceleración brutal: “Recuerdola ansiedad que sentía mucho antes de que llegase la fecha de los Juegos.Recuerdo pasarlo mal. Todo fue demasiado obsesivo. El primer objetivo eraclasificarme para el preolímpico y lo hice en la última competición. Ya habíacumplido mi objetivo… pero luego empezamos a soñar con meternos en los Juegos.Y de pronto, lo logramos. Y a partir de ahí la presión creció: ya no bastabacon estar sino que había que meterse en la final, y después hacer un granpuesto… Fue excesivo y ahora veo que lo mejor hubiese sido afrontar esta etapade forma más relajada. Dicho lo cual, ahora no cambio nada de lo que acabósucediendo (ríe)”. La imagen de Alberto Ginés en el escenario japonés nada másconocer su triunfo remite a la de un joven desorientado, una media sonrisa enla boca, cierto bloqueo de movimientos mientras la plata y el bronce pegan asu lado saltos de alegría y reparten abrazos a diestro y siniestro. El oro, ensu caso, resultó el preludio de un despertar, si bien aún llegarían mesessumamente complicados.

Nada más bajarse del podio, Ginés tuvo la lucidez necesaria para reclamarayudas para su deporte. Acaban de llegar: “Hemos estrenado la primera de lastres phases del rocódromo del CAR de Sant Cugat y estamos felices. Ha tardadoen materializarse pero era necesario porque hasta la fecha entrenábamos enrocódromos públicos donde no podíamos montar siquiera nuestros propiosbloques, y así es muy difícil seguir en la élite…”, argumenta. La llegada delas nuevas instalaciones son el complemento perfecto para la etapa deserenidad que reclamaba, desde hace meses, el escalador. Entre la medalla y elprimer entrenamiento serio postolímpico transcurrieron 5 meses. “Recuerdo queregresé a los entrenamientos el 3 de enero de 2022: nunca había estado tantotiempo sin ellos, y lo que más noté fue la dureza de volver a entrenar 5 o 6horas, seis días por semana. Tardé otro mes en volver a estar centrado en mitrabajo”, explica. Sin embargo, la tarea más severa a la que se ha vistoconfrontado antes y después de los Juegos ha sido psicológica, un verdaderoejercicio de aprendizaje para soportar una presión brutal. “Josep Font,psicólogo del CAR, me ayudó mucho antes y después de los Juegos. Yo estoyacostumbrado a competir, pero a lo que no estaba acostumbrado era a quealgunos periodistas me llamasen a las tres de la mañana. O a las galas, ruedasde prensa, actos, etc… tal avalancha fue un cambio radical. Mi forma de ser esmas bien introvertida, aunque he tenido que espabilar por mi bien, pero no meapasiona ser el centro de atención. La vorágine duró cuatro meses y cuandopasó y dejaron de llamarme pude retomar mi rutina de entrenamientos sin echaren falta en absoluto todo lo que rodea al hecho de ser famoso en un momentodado. He conseguido que la fama no se me suba a la cabeza y esa es la lecturapositiva que extraigo”.

Alberto Ginés, campeón olímpico de escalada, en una imagen cedida.Javi Pec(Javi Pec)

Lo cierto es que, ahora, el discurso de Ginés rebosa serenidad. Quizá sea esteel mayor cambio que puede observarse en su caso. Yes una gran noticia. “Todote hace crecer. Si no hubiera cambiado nada sería raro, pero sigo manteniendomi esencia. La gente puede ver un único cambio: antes era Alberto Ginés yahora me presentan como Alberto Ginés, campeón olímpico”, observa.

Tras los Juegos, llegó a circular un bulo gracioso: Ginés viajaba siempre conla medalla en una riñonera, lista para exhibirla cuando su agenda lo requería.No era del todo falso: “Tuve la medalla en un cajón en el CAR y luego se la dia mis padres, que la enmarcaron en casa. No le doy mucha importancia a lamedalla como objeto. Cuando la veo, me da un poco igual. Valoro cuatro años deesfuerzos, eso si. Después de los Juegos, me la pedian en todos los actos, asíque tuve que llevarla encima casi siempre. La llevaba en una riñonera y cuandola pedian, la sacaba. Y así salió una coña de que la llevaba siempre encima.Me chocaba mucho que la gente no quería sacarse una foto conmigo y la medalla,sino solo con la medalla. Y yo me decía, ‘joder que la he ganado yo: el queimporto soy yo, no un trozo de metal’. Quizá por eso le tengo un poco de maníaa la medalla”, confiesa un poco apesadumbrado.

De la nube del éxito, Alberto Ginés se bajó también por un sopapo: el regresoa la competición. “Fue tremendo. Para ponerte en contexto, yo no entrenébloque para los Juegos porque me centré en mejorar en velocidad, que nosresultaba más fácil que hacerlo en el bloque (esta modalidad consiste enescalar muros sin apenas altura, sin que se precise usar la cuerda, perodibujando movimientos muy duros y técnicos)”, arranca. “La cuerda es mi puntofuerte, pero al no trabajar el bloque en los Juegos tuve un resultado muymediocre, pero la estrategia acabó siendo perfecta porque hice un buen papelen velocidad. Por eso cuando llegué este año a la primera competición debloque tras los Juegos, fue un desastre y muchos medios ya me dierondescartado para los de 2024. Después empecé a entrenar bloque y he mejorado,con puestos entre los 12 primeros y para el año que viene quiero entrar enalguna final de Copa del Mundo. No era tan malo, en juveniles fui campeón deEuropa de bloque”, advierte.

En los Juegos de París, habrá dos disciplinas de escalada separadas:velocidad, por un lado, y combinada de bloque y cuerda por otro. Sobre estaúltima, dice: “Es muy aleatorio: si en cinco minutos no entiendes el problemaa resolver, te hundes. Uno puede ganar una ronda de la Copa del Mundo y noentrar en semifinals en la siguiente prueba. Siempre hay sorpresas. Estatemporada ha sido agridulce. Me lesione y tuve que parar dos meses. Llegué alcampeonato de Europa muy, muy justo, perdiéndome tres Copas del Mundo debloque y cuatro de cuerda. Me pasé el mes antes del Europeo recorriendorocódromos europeos y sin tener claro si me iba a estrellar o no en Múnich.Llevaba un año sin competir con cuerda. Pero al final quedé tercero en lacombinada, la modalidad de los próximos Juegos, así que parece un resultadoesperanzador. Además este ha sido el primer año en el que competía en lacategoría absoluta plenamente”, señala.

Con todo, se espera una huge batalla para alcanzar la clasificación. El niveles tan elevado que no sería de extrañar que se diesen sorpresas que dejasenfuera de la cita olímpica a algún favorito. “Si pienso en París, lo que más mepreocupa es clasificarme: solo hay 20 plazas pero hay muchos que pueden optara entrar. Falta un año hasta agosto de 2023, cuando se dará la clasificatoria,y de momento intento no pensar en ello para no obsesionarme. Prefiero ir pasoa paso, pero sé que no hay nada que hacer para no estar nervioso, aunqueintento convertir esa presión en algo bueno”. Al respecto, le sobraexperiencia.

Escalar se ha convertido en una tendencia en España. Por ejemplo, solo en elárea de Bilbao se están construyendo cuatro nuevos rocódromos: “Soy conscientede que en parte, gracias a mí, la escalada que venía creciendo en todo elplaneta, ha pegado un estirón en España y en parte es por mi medalla. Es comolo que pasó en su día con Fernando Alonso o más recientemente con CarolinaMarín: si tienes un referente de tu país todo se acelera. Millegada ha sido enel momento perfecto. Hay padres que se aficionaron viendo los Juegos y ahorame dicen que han involucrado a sus hijos y escalan juntos, que es lo que mipadre hizo conmigo desde bien pequeño. Y para mi es un orgullo saber que hepodido influir en esta dinámica”, confiesa.

Al margen del psicólogo Josep Font, los tres grandes puntos de apoyo deAlberto son su padre, su agente y su entrenador, David Macià, uno que estáconvencido de que el margen de mejora de su pupilo es aún huge. “Macia me diceque con un rocodrómo adecuado voy a crecer mucho. Casi me da miedo imaginarlas palizas que me esperan (ríe). Luego a lo mejor no mejoro, pero esestimulante tener nuevas herramientas de trabajo. David me dice que solo hemosusado el 60% de los recursos de entrenamiento que tiene”. Si la motivación deGinés sigue intacta, es consciente de que esta fluctúa mucho entre losescaladores de élite: “Si deja de motivarme la escalada lo dejaré aunque seami trabajo, eso lo tengo claro. Creo que es posible seguir compitiendorebasada la Treintena. El ejemplo es el austriaco Jacob Schubert con el que heentrenado mucho este año, tiene 31 años y es el más motivado, sigue enseñandocosas a los jóvenes y sigue ganando. Todo depende de como gestiones turelación con la escalada”.

El oro ha estabilizado su economía: “Ahora puedo vivir solo de la escalada.Pero creo que el oro olímpico y el tree de la escalada of a abrir las puertasa otros escaladores para que puedan profesionalizarse. And Estados Unidos, unescalador de élite pide una cantidad y si no se la dan la busca hasta que sela dan. En España las marcas te daban algo de material y gracias, quizá porqueel escalador no pedía una contraprestación económica. Esto tenía que cambiar,alcanzar un justo medio y ahora puede haber llegado el momento. En España hayescaladores de élite que trabajan,además, ocho horas diarias. No sé como lohacen: se merecen poder vivir de la escalada”, defined.