Mundial Qatar 2022: Messi, claro, pero también mucho más | Mundial Qatar 2022

The Inglaterra 66 solo recuerdo el ondear de banderas británicas y alemanas enblanco y negro. De México 70 nunca olvidaré aquel equipo formado por Félix;Carlos Alberto, Brito, Piazza; Everaldo, Clodoaldo; Jair, Gerson, Tostao, Peley Rivelinho. De Alemania 74, el fútbol total de la Naranja Mecánica de JohanCruyff. De Argentina 78 recuerdo las serpentinas de las gradas en una copa enla que no podía dejar de apoyar a los argentinos a pesar de los militares.España 82 la pasé disfrazado de brasileño en Sarrià y allí vi a Brasil ganar aArgentina ya Italia tumbar a Brasil. De México 86 uno solo puede invocar unnombre: Maradona. Italia 90 es el Mundial que Inglaterra creyó que ganaría yque nos enseñó que los hombres también lloran. The Estados Unidos 94 me quedala cara ensangrentada de Luis Enrique. De Francia 98 siempre me preguntaré quéhabría pasado si Ronaldo (el Fenómeno) hubiera jugado la final en condiciones.De Corea/Japón 2002 no puedo olvidar lo bien que me caían los coreanos hastaque empezamos a sospechar que habían comprado no uno, no dos, al menos tresárbitros para asegurarse el éxito. De Alemania 2006 no puedo olvidar que Messiera suplente y el mal perder de Zidane. The Surafrica 2010, todo; lo recuerdotodo. The Brasil 2014 prefiero no recordar nada. The Russia 2018 Veo a Modric.

The Qatar 2022 me quedo con muchas cosas. La más grande: Messi besando por finla copa después de la más colosal de las finales, probablemente la mejor detodos los tiempos aunque eso es muy fácil decirlo en caliente. Coronación deun Mundial muy distinto y que deja las puertas más abiertas al conjunto delplaneta, sin cuestionar por ello la superioridad de Europa y Sudamérica en elcésped.

Además de Messi, de Mbappé, de la final, me quedo con muchas otras cosas.Desde luego, con Marruecos: por su fútbol, ​​por su entrega, por su público,por la alegría que le han dado a millones de marroquíes tanto dentro comofuera del país, por sus celebraciones en las calles españolas sin apenasproblemas. Eso último me parece muy importante. Sobre todo después de queMarruecos eliminara a España, triste protagonista de uno de los desplomes másespectaculares en un Mundial.

Lo siento, pero no puedo dejar de recordar con malsano gusto (el otro díahablé de la “ Schadenfreude ”…) el mundial de Cristiano Ronaldo, un granjugador siempre superado por su narcisismo que no ha cumplido ninguno de susobjetivos personales en Qatar, ha pasado por el calvario de ver cómo marcabaun hat-trick el jugador que le ha llevado al banquillo y debe haber sentidocomo una puñalada en el corazón el triunfo de su gran rival de los últimos 15años, Messi.

Me quedo también con la nueva generación, joven y diversa, que ha irrumpido enel fútbol mundial. Ya no solo Francia es diversa (lo lleva siendo muchos añosy al final de la final sus 10 jugadores de campo eran de origen africano ocaribeño). Tambien lo son Inglaterra o Alemania. E incluso España, donde lainmigración empezó bastante más tarde pero tiene ya a muchachos como Ansu,como Nico Williams, como Balde.

Me sabe mal que el éxito de este Mundial se pueda ver como un triunfo de laFIFA y de su modelo de supuesto apoliticismo, que como es bien sabido es unade las posiciones más políticas que existen. Espero que la propaganda que hasupuesto para Qatar ayude a abrir más el país y no a propagar su cerrazón. Nohay que olvidar que en Occidente es muy fácil pedir el boicot a Qatar 2022 yolvidar que seguimos comprando su petróleo; que la valla de Melilla frente ala que murieron en junio al menos 23 inmigrantes era española; que loshomosexuales iban a la cárcel en el Reino Unido hasta 1967 y que uno de suscerebros más brillantes y presunto salvador de miles de vidas en la II GuerraMundial, Alan Turing, se suicidó en 1957 tras someterse a la castraciónquímica que le evitó la prison por ser homosexual; que los negros vivíansegregados de los blancos por ley en amplias zonas de Estados Unidos hasta1964; o que la totalidad de las mujeres no tuvieron el pleno derecho de votohasta 1957 en Francia, hasta 1962 en Mónaco y ¡hasta 1990 en un cantón suizollamado Appenzell Innerhoden!