El extasis argentino: Messi y la Selección, obligadas a sobrevolar Buenos Aires en helicóptero | Mundial Qatar 2022

Los medios locales especulaban con las cifras. Un millon, dos millones, tresmillones de personas. Los más osados ​​hablaron de cuatro millones, un númeroque supera a la población de la ciudad de Buenos Aires cuando se deja fueradel cálculo el extrarradio. Difícil lanzar cifras como confetis cuando no seten precedentes. Cuando el futuro presidente Raúl Alfonsín cerró su campañaelectoral en la avenida 9 de julio en octubre de 1983, se habló de un millónde personas. La política no movió nunca más semejantes multitudes, apagada lapasión democrática. En 1986, Diego Maradona, en la cúspide de su camino alcielo, no tuvo problemas en alcanzar junto a sus compañeros la Casa Rosada.Salió al balcón con la copa en la mano y con los brazos en alto saludó a lamultitud. El martes eso no fue posible. Por las aglomeraciones y porque losjugadores nunca estuvieron del todo de acuerdo con la invitación delpresidente, Alberto Fernández, para repetir aquella postal que fue icono de lademocracia naciente.