Selección francesa: La Francia que aborrecía a Le Pen | Mundial Qatar 2022

Hace ya bastanes mundiales que se venía anunciando que el futuro, o sea lo quehoy es presente, viviría una explosión del África negra. El tipo físicosubsahariano representaba el ideal del futbolista por estatura, rapidez,agilidad y potencia. Pero el desarrollo de estructuras en aquella región no haseguido el ritmo esperado y quien se está beneficiando gracias a ese capitalhumano son las viejas potencias coloniales, en particular Francia. Hijos deinmigrantes, nacidos ya en Francia o llegados muy pequeños y adiestrados ya enexcelentes escuelas de fútbol cuyo origen fue la de Clairefontaine, de la queluego se crearon hasta once réplicas por todo el país, enriquecen la selecciónde nuestro país vecino.

Esta Francia que se enfrenta este domingo con Argentina es un equipo quemezcla el depósito de conocimiento de su vieja tradición futbolística con elfísico privilegiado que le llega del África subsahariana, dando lugar a unfútbol diferente, superior, que hoy debe pasar la prueba definitiva ante unequipo, Argentina, que viene a ser lo contrario: seguro que la gran mayoríatiene los cuatro abuelos argentinos. Claro que si se meneara lo suficiente elárbol genealógico empezarían a caer de él españoles, italianos, turcos, rusos,franceses, irlandeses… Argentina también es hija de muchas tierras, pero lamezcla es antigua, está cuajada.

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Y sí, esta selección sí representa a la Francia real, basta movese por allípara descubrir que es una sociedad multirracial. Cierto que la presencia defranceses del gusto de Le Pen en la selección no corresponde estadísticamentea la que vemos en la calle, pero eso sólo podemos achacarlo a que las familiasinmigrantes viven dificultades y sus chicos están dispuestos a mayoressacrificios,además de ser portadores and muchos casos de genes privilegiadospara el fútbol. Y su presencia en la selección nacional sólo puede servir deorgullo y estímulo favorables para la adaptación de esas comunidades que, pordesgracia, no están tan bien mezcladas en el conjunto de la sociedad como enlos equipos de fútbol. Ese es un problema grave en Francia, pero no en suselección, cuyos éxitos envían un mensaje de concordia. Aunquedesgraciadamente hay que añadir que el fútbol da alegrías, pero no soluciones.