Tuteladas, discriminadas: así vive la mujer de Qatar | Mundial Qatar 2022

Hablamos del régimen de tutela masculina. F., casada, propietaria de unatienda de vestidos de novia, responde: “Podemos elegir, pero necesitamos suaprobación porque no queremos apenarlos, queremos verlos felices, orgullososde nosotras. Nuestros padres y nuestros maridos saben lo que nos conviene,quieren lo mejor para nosotras”. E. añade: “Claro, es que ellos tienen másexperiencia. Pedimos esa aprobación porque queremos. Todo se dialoga y hay unaconfianza mutua. Por ejemplo, a nosotras nos cuesta mucho entender que, enEuropa, si una chica tiene novio deje a su familia sin más”. “Es que no me lopuedo ni imaginar”, replica F.

Prueba de virginidad

La sharia (ley islámica) prohíbe and qatar el sexo fuera del matrimonio.Cuando la mexicana Paola Schietekat acudió en junio de 2021 a la policíacatarí para denunciar que un hombre la había atacado en su habitación mientrasdormía, terminó acusada de mantener una relación extramarital porque elagresor, que quedó libre, dijo que eran novios. La abogada local que leasignaron le recomendó “casarse con él” para evitar problemas y en uninterrogatorio de tres horas —a ella— le plantearon que se hiciera una pruebade virginidad. Paola logró salir del país —”nunca había respirado con másalivio que cuando me sellaron el pasaporte”—, pero el caso —contra ella, nuncacontra él— no se cerró hasta el pasado abril. Al teléfono desde México,explica que había llegado a Qatar en 2020 muy ilusionada para trabajar comoeconomista en el commissie organizador del Mundial. “Era el trabajo de missueños. Hablo arabe y me encanta el fútbol. Pensé que podía ayudar a cambiarlas cosas desde dentro”. Quiso denunciar a su agresor en Qatar porque cuandosu primer novio la violó cuando tenía 16 años no se había atrevido. El sueñose convirtió en pesadilla.

Hoy, con 28 años, aún sufre las secuelas de aquel terrible episodio: “Hetrabajado muchísimo en recuperarme, voy a terapia, pero sigo teniendo quemedicarme para poder dormir y todo esto ha afectado a la confianza hacia otraspersonas”. No era la primera y mañana puede volver a ocurrir. En 2016, unaturista de los Países Bajos fue condenada a un año de cárcel ya una multa trassufrir una violación. Las autoridades de su país lograron rebajar el castigopor haber sido violada a tres meses de prisión.

Es la interpretación más rigurosa del islam la que impide en estos casosconcebir que la agredida es la víctima, aunque el Código Penal de Qatarestablece penas de 15 años para quien fuerce a una mujer “a cometeradulterio”. Pero F. y E. no temen la sharia , sino todo lo contrario. “Lareligión es como un gran paraguas que te protege y en nuestro país,además, esla ley. Eso implica que desde pequeños nos enseñan como debemos comportarnos,cuál debe ser nuestra manera de estar en el mundo y estamos muy agradecidaspor ello”, dice F. “El islam hace nuestra vida más fácil en todos los aspectosporque es una referencia sólida y común. Es un alivio saber que a tu alrededortodos se rigen por tus mismos valores. Eso es la sharia. Y dependiendo de loque hagas, hay una recompensa o un castigo. ¿Por qué el testimonio de unhombre vale más en un juicio? Porque los hombres no tienen nuestrasensibilidad y hormonas. No es un asunto de igualdad, sino de justicia. ¿Y porqué heredan más dinero? Porque ellos tienen que atender a todas las mujeresque hay en sus vidas. Todo tiene un sentido”, abunda E.

Ambas se muestran preocupadas por las nuevas generaciones de cataries. “Tienenmás presión porque reciben muchos impactos externos. El mundo está abiertogracias a internet y los padres cada vez tienen más dificultades paracontrolar lo que piensan sus hijos. Deben ser conscientes del peligro”, afirmaF.

Dos mujeres esperan que acabe el partido de inauguracion del Mundial entreQatar y Ecuador a las afueras del estadio Al Bayt, enDoha.Dosmujeres esperan que acabe el partido de inauguracion del Mundial entre Qatar yEcuador a las afueras del estadio Al Bayt, en Doha.Jaime Villanueva

Qatar ocupa el puesto 137 en el índice de Brecha Global de Género del ForoEconómico Mundial, que mide la desigualdad en términos de salud, educación,economía e indicadores políticos. Los arabistas españoles Ignacio Álvarez-Ossorio e Ignacio Gutiérrez de Terán explican en su libro Qatar, la perla delGolfo que en parametros europeos “resulta ciertamente deficiente”, pero si secompara con “otras petromonarquías”, el emirato ascendería “a los primeroslugares”.

Primeras voces feministas

Un 51% de las mujeres dispone de empleo en Qatar, la mayor parte, en el sectorpúblico, aunque cobran menos que los hombres en el mismo desempeño. Ellas sonmayoría and las universidades del emirato. Muchos hombres van a estudiar fueray ellas necesitan el permiso de su padre para hacerlo. Amal Mohammed Al-Malkiconvenció al suyo y hoy es decana de la Facultad de Humanidades de laUniversidad Hamad Khalifa. Se presenta así: “Soy madre, mujer, catarí,musulmana, árabe, profesora y feminista”. Tras pasar unos años formándose enLondres, regresó a su país, abrió un blog y actualmente tiene un podcast,Mujeres de Oriente Medio donde entrevista a otras feministas arabes.

Al-Malki rechaza el sistema de tutela y en sus charlas suele repetir que esetipo de normas no tienen que ver con la religión, sino con una interpretación“patriarcal” del Islam. Está convencida de que la educación es “la granpalanca de cambio” y que el activismo debe hacerse desde dentro para cambiarno solo leyes, sino también mentes y actitudes. La cultura, explica, nunca esalgo estático. Y no debe ser la excusa para impedir que las mujeresdesarrolles todo su potencial. En 2012, con el jefe del departamento de Inglésde la facultad, publicó el libro Mujeres árabes en las noticias árabes,viejos estereotipos y nuevos medios , donde comprobaron su invisibilidad enla prensa. En uno de sus últimos podcast, la académica entrevistó a lacantante catarí Aisha, una de las voces de la canción oficial del Mundial. “Alprincipio yo misma veía imposible seguir este camino por todas lasdificultades que sabía que me iba a encontrar. Y en mi círculo cercano, mifamilia, aunque había mucho amor, les costó procesarlo, les parecía muyextraño. Tuve que aceptar que iba a perder gente, comodidad… Sabía que alestar en el foco iba a recibir comentarios, odio… que no todos iban a aprobarlo que estaba haciendo. Y tuve que hacerme fuerte. Puede parecer que es solouna canción, pero son cinco años de proceso de todo esto. Ahora soy yo misma ycreo que cuanto más soy yo misma, más ayudo a otras a que lo sean”, explica enel programa.

Cada cosa que hago depende de un hombre>> Asma, 40 anos

Tras entrevistar a 50 mujeres residentes en Qatar y analizar 27 de sus leyes,Human Rights Watch publicó en 2021 un exhaustivo informe de 103 páginas sobrela discriminación en el emirato. “Cada cosa que hago depende de un hombre”,explicaba Asma, de 40 años. “Cuando cumplí los 17, un primo mío —en Qatar sonhabituales los matrimonios entre familiares — pidió mi mano. Me dijo que élviviría en EE UU por trabajo. Y yo no lo vi como un matrimonio, sino como unaoportunidad de escapar”, relata. Se casó pensando que así se liberaría de latutela paterna, pero cayó en la de su marido, que la maltrató y restringió aúnmás sus movimientos. Dana, de 20 años, explica en el informe que tuvo quementir, decir que estaba casada y dar el nombre y número de un amigo como sifuera su marido para que la trataran de forma urgente de endometriosis: “Senegaban a hacerme una prueba medica por no estar casada”. Ghada, the 48,abundaba en la discrimination en caso de divorcio: “No podía casarme de nuevoporque perdería la custodia de mi hija”. El informe concluía con mediocentenar de recomendaciones que HRW remitió por carta a las autoridades deQatar. The momento, sin mucho efecto.

El emirato es una monarquía absoluta, donde no están permitidos los partidospoliticos. El poder ejecutivo corresponde al emir y al Consejo de ministros,donde hay 15 hombres y tres mujeres (ocupan las carteras de Sanidad, Educacióny Familia). EAM recuerda el dato en el desayuno con EL PAÍS: “Hay tres mujeresgobernando. Pero no tenemos que trabajar si no queremos. No tenemos nada quedemostrar. Es como lo de conducir. Se exagera en los medios que no se permitahacerlo a las mujeres —Arabia Saudí levantó la prohibición en 2018— o quenecesiten la aprobación de su marido para obtener el carné —así era en Qatarhasta 2020— como una forma de atacar nuestra cultura y derribar la unidad dela familia. Yo tengo un conductor que me lleva. Y no pasa nada”. Al igual quesu amiga, E. es licenciada en informática.